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Las palabras: su poder para hacer historia

Allá a lo lejos, en 1492, hombres en barcos llamados carabelas hicieron algo que marcó la historia para siempre… pero, ¿qué fue lo que hicieron? O mejor aún: ¿qué nos decimos hoy que hicieron?

Las palabras que elegimos jamás son inocentes, las palabras marcan, determinan y crean la realidad en la que habitamos y convivimos con nosotros mismos/as y con los otros.

Así pues, lo que digamos que sucedió ese famoso 12 de octubre, hace 528 años habla de cómo construimos la historia de lo que pasó ese día y luego de ese evento puntual, de cómo vemos a los personajes de esta historia, de quiénes somos y de quiénes pretendemos ser.

¿Descubrimiento?, ¿encuentro?, ¿expedición?, ¿conquista?, ¿genocidio?… ¿Cómo definís vos lo que pasó ese día?  ¿Qué dice de nosotros construir eufemismos como “¿Día de la raza” o, actualmente, “Día de la diversidad cultural”? ¿Qué disfraza la elección de una palabra como las que mencionamos antes?

Este artículo no tiene por objetivo plantear respuestas, sino más bien hacernos preguntas. Preguntas que nos ayuden a pensar sobre las palabras y cómo ellas crean nuestros mundos. Esto que sucede en relación a esta fecha conmemorativa, pasa a diario. Por ejemplo, ¿es lo mismo llamar a quienes reciben una educación: estudiantes, alumnos, chicos, chicos y chicas o chiques? (Solo por poner ejemplos, pues las variantes son muchas más). Y ya en el mundo laboral, ¿cómo llamamos a quienes trabajan con/junto a/para/por nosotros? (como verán ni la elección de las preposiciones es inocente): ¿subalternos?, ¿subordinados?, ¿empleados?, ¿personal?, ¿fuerza de trabajo?, ¿colaboradores?, ¿equipo?

Cada una de estas palabras está cargada de sentidos, de connotaciones. Cuando elegimos una de ellas nos paramos en un paradigma, en una forma de entender el mundo de las relaciones laborales.

Si hay algo que aprendimos desde el CBC, con el famoso Saussure es que el valor de un signo se determina por su relación con los otros signos dentro de un sistema. Aunque parezca difícil, esto simplemente quiere decir que una palabra, en tanto signo, tiene un valor que se crea en relación a los valores de las palabras con las que coexiste o no. Luego, aprendimos que esos signos, esas palabras crean, construyen el mundo que habitamos.

Entonces, te proponemos prestar atención, aunque sea de vez en cuando, a las palabras que elegimos para nombrar lo que es importante para nosotros/as, analizarlas, pensar qué estamos connotando, en qué paradigma nos incluye nuestro automatismo diario del repetir sin pensar. Sabemos que este es un primer paso indispensable para poder empezar a ser conscientes de las palabras que elegimos y así elegir los paradigmas que habitamos, las relaciones que formamos… y por qué no, el mundo que construimos.


Eufemismo: expresión suave de ideas cuya expresión directa sería dura o malsonante.

Connotaciones: significados complementarios y subjetivos que exceden el significado denotativo (de diccionario) de palabras o expresiones.


Karen Strauss
Lic. en letras UBA
Especialista en Coaching
Socia fundadora de SÍGNICA

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