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Las palabras mágicas no hacen magia

En el mundo empresarial siempre ha habido y seguirá habiendo palabras que se ponen de moda y parecen llegar para instaurar nuevos y superadores paradigmas. A veces, lo logran; otras –la mayoría– solo son palabras de moda que se repiten para estar en sintonía con lo que “hay que decir” y poco tienen que ver con un verdadero “hacer” diferente. ¿Cómo llenamos de sentido esas “palabras mágicas”? ¿Qué herramientas tenemos para hacerlo?


¿De qué hablamos cuando hablamos de “palabras mágicas” en el ámbito empresarial?

Productividad y conectividad, por ejemplo, supieron ser “palabras mágicas” hace algunos años.  Si nos referimos a algunas más actuales, podemos pensar en: mejora continua, trabajo en equipo, liderazgo horizontal, responsabilidad social corporativa y organizaciones emocionalmente inteligentes, entre muchas otras. Hoy en día, tal vez, diversidad, inclusión, empoderamiento y homeworking sean de esas palabras que toda persona que forma parte del mundo organizacional “debe” manejar y embanderar.

Sin embargo –aunque tienen un inmenso poder– estas palabras, por sí solas, son slogans vacíos de sentido, si no son acompañadas por acciones y cambios estructurales a nivel individual y de cultura empresarial (el orden no es aleatorio). Estas palabras pueden sonar bonito y maquillar situaciones que realmente necesitan ser abordadas con profundidad y responsabilidad.

¿Cómo hacer “magia” con las palabras mágicas? 

Así como el mago necesitaba más que decir “abracadabra” para hacer su magia, en el mundo laboral la magia se genera cuando llenamos esas palabras de lo único que les da verdaderos poderes: ACCIONES. Acciones diferentes, acciones que transformen a las personas, a los equipos, a las organizaciones.

¿Cómo generar estas acciones transformadoras? 

No existen recetas para hacerlo, seguramente haya más de un camino. Desde nuestro lugar y formación, les proponemos uno que –si se toma con seriedad y tiempo, dedicación y profesionalismo– nos lleva a “llenar” esas palabras mágicas: la capacitación como pilar de las organizaciones.

La capacitación no puede ni debe ser algo “para cumplir” una o dos veces al año. El mundo de hoy nos exige un aprender a ser y hacer en constante y desafiante cambio. En ese sentido, la capacitación (ya sea interna o externa, virtual o presencial, sincrónica o asincrónica) como espacio profesional, de respeto y empoderante, nos dará la oportunidad de “llenar” esas “palabras mágicas” de contenido, habilidades, competencias y, por lo tanto, de acciones.

Entonces, no digas “abracadabra”, capacitate, aprendé, practicá, equivocate y volvé a empezar… Solo así, la verdadera magia se realizará.

Karen Strauss
Lic. en letras UBA
Especialista en Coaching
Socia fundadora de SÍGNICA

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