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A preguntas difíciles, emociones claras

Estrategias para la gestión de comentarios o preguntas insidiosas en capacitaciones o reuniones

Muchas veces, cuando damos capacitaciones o exponemos en una reunión un tema de nuestra expertise, nos encontramos ante el desafío de contestar preguntas insidiosas o que sentimos que buscan ponernos a prueba. Si esto te pasó, tranquilo/a, nos pasó a todos los que asumimos el desafío de facilitar procesos de aprendizaje o liderar reuniones o presentaciones.

Ahora bien, ¿qué debemos hacer ante estas situaciones?, ¿cómo podemos salir aireados de ellas? A continuación queremos compartir nuestra experiencia como asesoras, capacitadoras y docentes de múltiples grupos y empresas, muchos de ellos muy desafiantes.


Primer consejo: ¡NO LO TOMES PERSONAL! Aunque te cueste creerlo, la mayoría de las veces el o la participante que te está haciendo este tipo de consultas está intentando llamar la atención sobre él o ella y, en realidad eso habla de sus inseguridades. Tener esto en mente te ayuda a gestionar de una manera más productiva tus emociones en esos momentos.

Otra posibilidad es que quiera “chequear” tus capacidades sobre el tema. Si te detenés un segundo a pensarlo, eso no es malo. Pero claro, no tenemos cómo saber TOOOODO ni siquiera sobre el tema en el que somos “expertos”, y de ahí deriva el segundo consejo…

Segundo consejo: ¡NO DEBÉS SABER TODO! Esto no significa relajarte y ser poco profesional, pero, si lo que te preguntan es un detalle o una cuestión absolutamente menor, tener la humildad para reconocer que no tenemos esa información es un acto de madurez que, lejos de dejarte mal parado/a, te engrandece. Lo importante es asumir el compromiso de investigar sobre el tema y responderlo vía mail o en el siguiente encuentro/reunión, si lo hubiese. Una frase que podés usar es: “Tu pregunta apunta a un detalle interesante, pero que en este momento no recuerdo. Si te parece, dame tu mail y me comprometo a responderte en el transcurso de la semana”.

Tercer consejo: Muchas veces escuchamos preguntas que no se relacionan –al menos de manera directa – con el tema de nuestra capacitación. En ese caso, podemos elegir no responder o responder aclarando que el tema en cuestión no es de nuestra competencia y que estamos dando opiniones o basándonos en nuestra experiencia laboral. Frases como: “Lo que traés es interesante, pero si nos detenemos a trabajar en eso nos vamos mucho del tema y los objetivos de esta capacitación / charla / reunión. ¿Te parece si lo conversamos en el break?”. “Esta pregunta apunta a un tema que no corresponde a mi capacitación / exposición/ reunión, puedo responderte desde mi experiencia en el puesto, pero tené en cuenta que no soy experto/a en ello”.

Cuarto consejo: ¡RESPIRÁ! Cuando recibimos este tipo de preguntas o intervenciones solemos ponernos nerviosos y responder rápidamente… ¡Error! Lo mejor que podemos hacer es respirar profundo y repreguntar. En la repregunta, ganamos dos cosas: tiempo y la posibilidad de que el participante rearme su pregunta y la reoriente hacia un espacio menos agresivo y más productivo. También podemos contestar con una pregunta que nos ayude a entender mejor la duda. Veamos un ejemplo:

Participante: “¿Vos leíste el artículo 2 del inciso 4 de la normativa…?”

Capacitador/a: “¿Por qué razón en particular te interesa ese artículo puntualmente? Si me decís, puedo ayudarte mejor”.

Quinto consejo: no te opongas inmediatamente al comentario insidioso. Es mucho más fácil establecer un diálogo cuando empezamos reconociendo lo que el otro plantea. Para ello hay dos estrategias posibles: la primera es abrir el juego con otros participantes que te ayuden a mostrarle a quien hizo la pregunta o comentario que su planteo tiene algo de cierto pero que quizá no es 100% acertado. La segunda estrategia es empezar dándole la razón y después mostrar qué otras formas puede haber de pensar lo que plantea. Por ejemplo, ante un comentario de un participante como: “Si yo hago eso que vos comentás, tengo que vivir felicitando a los y las empleados/as para que se sientan gratificados”, podemos responder: “El tuyo es uno punto de vista válido, me gustaría saber qué piensa el resto al respecto… ¿Les parece complejo, como plantea el o la compañero/a el tema de felicitar a los colaboradores? ¿Cómo lo viven ustedes?”. También se puede comentar algo así como: “Entiendo tu perspectiva, es cierto que a veces se nos puede dificultar el tema de felicitar a los y las colaboradorares/as… Sin embargo, te invito a que trates de experimentarlo en tu trabajo en algún momento y veas los resultados… Quizá termines notando que ese pequeño cambio te reditúa un montón”.

Sexto consejo: Cuidá tus diálogos interiores. Cuando estamos ante situaciones de este tipo, en nuestra mente aparece una vocecita que empieza a decir cosas como: “¡Cómo me va a preguntar eso!, ¡me está probando!”, “¿Quién se cree este?” y cosas peores… Si nos dejamos llevar por esos diálogos internos pasarán dos cosas: uno, nuestro lenguaje no verbal cambiará, nos mostraremos tensos,/as, a la defensiva y daremos una imagen de inseguridad y agresividad. Dos, estaremos más ocupados/as dialogando con nosotros/as mismos/as que procurando responder al comentario de nuestro/a participante. Ninguna de esas dos posibilidades son productivas, así que gestioná tus emociones y diálogos internos para que sean facilitadores de tu rol en ese momento.

Séptimo consejo: ¡AGRADECÉ…PERO REALMENTE AGRADECÉ TODAS LAS PREGUNTAS DE TUS PARTICIPANTES! Aunque no te des cuenta en el momento, son esas preguntas las que nos hacen crecer y desafiarnos profesionalmente. Tal vez y solo tal vez, la intención del participante no sea exactamente esa, pero nos está haciendo un favor.


¡Ahora sí!, con todos estos consejos, cuando te encuentres en una reunión, presentación o capacitación y te hagan una de esas preguntas o comentarios “insidiosos” podrás salir adelante mucho mejor y tomarlo como lo que es: UNA VERDADERA OPORTUNIDAD PARA SEGUIR CRECIENDO.


Lic. y Coach Karen Strauss.

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