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Ampliando miradas

Comunicación con perspectiva de género en el ámbito laboral

Estamos en una época de transformación en lo que respecta al rol que las mujeres hemos decidido asumir  en la sociedad. Un encadenamiento histórico de búsquedas, luchas y reivindicaciones nos han traído hasta aquí: un momento del mundo en el que, abrazando las diferencias, exigimos igualdad para elegir y decidir qué queremos hacer con nuestras vidas, nuestros sueños y nuestros cuerpos.

Este cambio de paradigma nos interpela como sociedad y nos lleva a repensar viejas prácticas, a salir de la zona de confort y a encontrar nuevas formas de estar siendo en la privacidad, en la vida pública y en ámbito laboral. Como toda transformación, suele desconcertarnos e incomodarnos.

En nuestras capacitaciones, las conversaciones sobre este tema son frecuentes. La mayoría de nosotres coincidimos en que queremos una sociedad más justa e igualitaria, pero ¿cómo hacemos? Desaprender y volver a aprender es el desafío. Aquí algunos tips para empezar a pensar cómo podemos potenciar nuestra comunicación en el ámbito laboral y construir todos los días ese espacio en el que todes trabajemos más cómodes y felices.


  • “¿La gerente o la gerenta?”. Esta pregunta resuena habitualmente en nuestras capacitaciones y no nos han faltado indignados e indignadas cuando respondemos que la opción que la persona elija para autodenominarse es la que el resto del equipo y sus superiores deben aceptar y usar para nombrarla. No solo porque ambas formas son consideradas correctas por la RAE (https://dle.rae.es/?id=J8rFRwL), sino especialmente porque es válido que una mujer decida señalar, al mencionar su cargo, el género con el que se identifica y a los otres solo nos resta respetarlo.
  • “Obtuvo ese puesto porque le gusta a su superior”. Comentarios de este estilo (normalmente más “picantes”) rebotan por los radiopasillos de las empresas. Y el decir estas cosas no es una cuestión de género: muchas veces, somos las mujeres las que nos encontramos reproduciéndolos. Entonces, antes de que salga de nuestra boca, es necesario detenernos y pensar… ¿Qué sentimientos y prejuicios me están llevando a decir esto? Lamentablemente, estamos atravesados por una cultura que nos ha inculcado que las mujeres (y algunos hombres) usan sus atractivos sexuales para escalar profesionalmente. Es hora de dejar de reproducir ese discurso que solo hace daño, mirar a nuestra compañera que ha asumido un cargo de mayor jerarquía, felicitarla con sinceridad, pensar en todos los aspectos de su formación humana y profesional que la han llevado a ascender y ver qué podemos aprender de ella.
  • “¿Y vos cuándo vas a ser mamá?”. Esta pregunta es habitual en los grupos de trabajo y solemos hacerla desde el afecto y el interés por nuestras compañeras. Sin embargo, es hora de comprender que la maternidad no define a las mujeres, que muchas de ellas pueden decidir no ser madres y que no tienen que dar explicaciones por ello. La decisión de ser madres o padres es privada y debemos respetar esa privacidad. Si una compañera o compañero quiere hablar sobre ello, nos lo hará saber y nos habilitará a conversarlo.
  • “¿Quién se ocupa de tus hijos si trabajás tanto?”. El rol femenino ha estado históricamente asociado a las tareas domésticas. Tanto que al día de hoy algunas mujeres que trabajan fuera de casa se sienten culpables por no poder “estar en todo”, lo cual incrementa los niveles de stress y afecta el desempeño laboral. Cuando veamos a una compañera en esa disyuntiva, ayudémosla a salir de ella, no le hagamos sentir que por ser mujer debe priorizar la familia… Demostrémosle que es una excelente profesional, que se ocupa bien de cada cosa a su tiempo y que la responsabilidad del hogar debe ser equitativamente compartida con les otres adultes que vivan con ella. Presentémosle ejemplos de familias que funcionan de otras maneras y lo hacen muy bien (afortunadamente, cada vez abundan más).
  • “Qué linda que estás hoy”. En la mayoría de nuestros trabajos, la belleza física no es un atributo que condicione el desempeño laboral… Entonces, ¿por qué nos importa tanto cuán escotada vino la contadora, si la recepcionista subió unos kilos o si la cajera se maquilló de más o de menos? Valoremos a nuestres compañeres por su desempeño laboral, por sus iniciativas, ideas y proyectos. Hablemos de esos temas que enriquecerán realmente nuestra cotidianeidad y dejemos que el cuerpo sea un espacio personal con en el que cada une pueda sentirse cómode y tomar sus propias decisiones.
  • “Era una broma”.  El humor es una gran herramienta y suma mucho en la comunicación, pero siempre debemos tener cuidado de usarlo de manera sana, sin herir a nadie. Recordemos que los más jóvenes, los chicos de la generación Z, tienen una percepción muy distinta de los vínculos sociales, la mayoría de ellos siente y vive auténticamente la igualdad. Un líder que hace un chiste machista u homófobo delante de une joven que percibe el mundo de esta forma, pone en riesgo el respeto que su equipo le merece. ¡Dejemos de lado las bromas ofensivas y escuchemos a los más jóvenes que tiene mucho que enseñarnos sobre inclusión!

Dra. Aniela Ventura

Socia fundadora de Sígnica Consultora

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