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Emociones y juicios automáticos: el desafío de reprogramarnos

Según la Ontología del Lenguaje (Echeverria: 2015), los seres humanos tenemos tres dominios que se interrelacionan y complementan: el del lenguaje, el de la emocionalidad y el corporal. Entre ellos existe una coherencia inherente. Por ejemplo, lo que decimos afecta y a la vez está motivado por  las emociones y todo esto afecta y se retroalimenta de nuestra corporalidad.

Pongamos un caso concreto: Miguel es líder de un equipo que trabaja de manera remota debido a las condiciones de aislamiento recomendadas. Sin embargo, él siempre se dice a sí mismo que es “un enemigo de la tecnología”, siempre prefirió el cara a cara. Consecuentemente, se pasa el día pensando que “esto de tener que trabajar así no sirve para nada”. Todos los días se pregunta cuánto faltará para volver a trabajar como siempre. Todo lo que hace ahora, a la distancia, lo encuentra con menos valor, más dificultoso. Trabajar desde casa le da dolor de cabeza, le duele el cuello y la espalda porque extraña su silla de la oficina. Además, siente que está perdiendo liderazgo con su equipo porque ya no los ve y no sabe exactamente qué están haciendo. Eso le preocupa y le da ansiedad.

¿Miguel está en problemas? ¿Por dónde empezar a desovillar esta situación? Si tenemos presente que los tres dominios son constituyentes de todos nosotros, Miguel tiene un desafío por delante.

El primero es saber si quiere permanecer en esta situación o no, si le es funcional o desea otra. Si la segunda es la opción escogida, entonces debe empezar a prestar atención a dos cosas que son importantísimas y se retroalimentan: lo que Miguel “se está diciendo” y lo que está sintiendo, sus estados de ánimo.

Posiblemente, él dirá que no es responsable de lo que siente. Sin embargo, sí es responsable de elegir permanecer en esos estados de ánimo. Si Miguel quiere salir de esta situación, debe empezar a prestar especial atención a las historias que se ha fabricado (lo que se dice y dice). Por ejemplo el decirse que ser un líder significa saber lo que cada miembro hace a toda hora o que él es “un enemigo de la tecnología”. Ya que esto que dice y se dice se relaciona con sus estados de ánimo.

Una vez que haga esto, posiblemente se dará cuenta de que esto que se dice y dice son “juicios automáticos”. Es decir, afirmaciones que hacemos sin tener suficiente información para sostenerlo. Lo hacemos por costumbre, economía mental, por repetición, tradición, cuestiones culturales, por nuestro modelo mental, entre otras razones.

Si Miguel se anima a andar este camino, el desafío supone cambiar estructuras profundas que él posiblemente sienta que son constitutivas de su “ser”. Aquí va para Miguel (o para los “Migueles” que estén leyendo esto) un recordatorio: todos somos un devenir en transformación constante, las afirmaciones que hoy sentimos que nos sostienen y constituyen pueden no sernos de utilidad mañana. Nosotros somos más que todo lo que decimos, nos decimos y diremos: somos la posibilidad de decir, hacer y sentir esto y mucho más, somos un “estar siendo”, un devenir, una posibilidad de transformación y cambio constante que podemos usar cuando queramos. Lo que nos basamenta son nuestros valores y principios morales, no juicios que pueden haber sido de utilidad antes y, que tal vez hoy solo sean un ancla que nos ata a una situación que deseamos abandonar.

Consejos para Miguel, si llegaste a este punto, ¡te felicito! Has recorrido un largo y desafiante camino. Ahora es hora de cambiar esos juicios automáticos por juicios que te sirvan para llegar a un estado emocional que te permita estar más cómodo con la situación y te haga sentirte mejor.

¿Cómo hacerlo?

  • Rodeate de gente o material de formación que desafíe tus juicios automáticos, escuchalos con la mente abierta para permitirles empezar a construir en vos nuevos y más fundados juicios.
  • Sé un excelente observador/a de vos mismo. Los juicios automáticos tienen raíces profundas y a veces parece que los arrancamos pero, cuando se presenta una situación que nos desafía, rebrotan con más fuerza que antes. Podés tener para estos casos un/a amigo/a o libro que te sea de utilidad… Cuando notás que estás yendo camino a ese estado de ánimo o que te estás diciendo las mismas cosas que antes, llámalo/a y conversá  déjate contagiar por su manera de ver las cosas, o abrí ese libro y releé esa frase, ese capítulo que te ayudó a entender que eso que pensabas podía ser diferente.
  • Usá el cuerpo para “programar” y predisponernos a estados de ánimo que te sean funcionales. Así, por ejemplo, podemos asumir posturas o escuchar música que nos ayude desde lo corporal a superar un estado de ánimo que nos bloquea.

Las emociones y los estados de ánimo nos predisponen a accionar sobre el mundo de una u otra manera. Ser conscientes de que este dominio nos constituye es fundamental. Así también, entender que es posible diseñar o gestionar las emociones y estados de ánimo que nos acerquen a ser quienes, en este momento de desafíos, necesitamos ser para ser más productivos, funcionales a la nueva realidad y, sobre todo, más felices.


Karen Strauss
Lic. en letras UBA
Especialista en Coaching
Socia fundadora de SÍGNICA


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