El nuevo paradigma laboral pone la pasión en un pedestal. Pero, ¿qué es la pasión en el ámbito del trabajo? Te habrás cansado de escuchar las trilladas respuestas del tipo “Me apasiona lo que hago”, “Soy un apasionado/a”. Ojo, yo misma las he dicho y seguiré diciendo. Pero, muchas veces, confundimos la pasión con la no frustración, con no tener momentos de enojo, de apatía, de desidia y hasta de renuncia.
En un mundo donde hay emociones con “buena y mala prensa”, la pasión parece estar del lado de las buenas y parece anular muchas otras que son inevitables.
Por más apasionado que seas por lo que hacés, por más amor que le tengas a tu trabajo, a tu puesto, a tu equipo o, incluso a la empresa, habrá días, semanas…y hasta meses en los que sientas esas emociones con mala prensa: frustración, enojo, apatía, desilusión, desinterés, etc. Pero, tranquilo/a, tengo un consuelo: nos pasa a todos/as, al menos de vez en cuando.
En algún momento nos vendieron y compramos que ser felices es ser felices siempre y a cada momento y que ser un/a apasionado/a por lo que hacés laboralmente implica disfrutar de todo y siempre con una gran intensidad. No tengo la verdad develada y solo hablo por mi experiencia y las que he acompañado. Desde ese lugar, contradigo o cuestiono la tiranía de la felicidad absoluta, también en el ámbito laboral.
Ser apasionado/a en tu trabajo quiere decir que, en algún momento del camino, te encontraste o te encontrás disfrutando muchísimo de lo que hacés y, haciéndolo, das lo mejor de vos y sos una muy buena versión de vos mismo/a. Es decir, trabajás con compromiso y felicidad. Eso es maravilloso.
Sin embargo, hay y habrá momentos en los que esto no sea así. Habrá momentos de apacible disfrute y otros de disgusto. Estos son inevitables y necesarios. Son los que nos impulsan a seguir adelante, a movernos, a cambiar, a buscar nuevos desafíos, nuevas formas de ser y hacer. Por ejemplo, un periodo de desmotivación puede estar diciéndote que debés buscar nuevos desafíos; o un tiempo de apatía tras una época de mucha intensidad laboral podría querer decirte que es hora de volver a vos, cuidarte, volver a hacer lo que te gusta, básicamente, que no te olvides de vos mismo/a.
Las emociones están ahí para decirnos cosas, las emociones con mala prensa en el ámbito laboral son señales de que tenemos que generar o buscar cambios, mejoras o aprendizajes. Lo importante no es evitarlas; sino reconocerlas, oír lo que nos vienen a decir y no anclarnos y estancarnos en ellas por más tiempo del necesario.
Entonces, si tenés la suerte de haber disfrutado o de estar disfrutando de tu trabajo, tené en cuenta que muy posiblemente en algún momento esta emoción mutará…y eso no es malo. Es necesario. Solo procurá recordar esos momentos de pasión y felicidad para saber que sos capaz de sentir eso en el trabajo, no como un pasado al que no se volverá, sino como un futuro que necesita que lo sigas construyendo.
En síntesis, te quiero invitar a no renegar tanto de un cierto tiempo de descontento laboral (y enfatizo la expresión “cierto tiempo”); sino, a pensar que la felicidad, la pasión; así como el desgano y la desmotivación hablan de nosotros/as en ese momento y nos invitan a seguir moviéndonos, descubriéndonos, construyéndonos/deconstruyéndonos, básicamente, viviendo apasionadamente 😉
Lic. y Coach Karen Strauss