El 2020 y el 2021 han sido años absolutamente disruptivos. El COVID vino para cambiarlo todo: nuestras formas de trabajar, de estudiar, de relacionarnos, de cuidarnos, de hacer compras, de saludarnos…de vivir.
Esto no ha sido gratuito: en medio de este contexto de muchas incertidumbres y cambios estructurales, ganaron terreno emociones desgastantes como el miedo, la ansiedad y la preocupación. Sumado a esto, la mayoría de las personas no pudimos tener un descanso para cortar con esta rutina y reponer energías. Y así llegamos a octubre de 2021 “con la lengua afuera”, con un agotamiento que empieza a repercutir en nuestra salud física, emocional y psicológica; en la dinámica familiar; y, obviamente, en el trabajo.
¿Cómo se manifiesta este agotamiento?
A veces nuestro cuerpo no responde como quisiéramos: nos cuesta levantarnos, arrancamos el día agotados o nos empezamos a enfermar más seguido…. También podemos estar más intolerantes: nos cuesta más el vínculo con los demás y todo nos parece cuestionable y hasta absurdo… Las cosas se complican aún más cuando se empieza a afectar nuestra salud psicológica.
Entonces… ¿cómo hacemos para sobrevivir a los meses de trabajo y cambios que nos quedan por delante y llegar “vivos” al verano? Te damos 4 tips
1. No hablemos de “aguantar”. Esa palabra connota una pasividad en nuestras elecciones que nos corre del lugar de protagonistas de nuestras acciones. Recordemos que siempre tenemos la posibilidad y responsabilidad de ponernos al mando de nuestras vidas.
2. Desarrollemos una sana y amorosa comprensión de nosotros/as mismos/as y de los demás (quienes posiblemente estén en una situación bastante similar a la nuestra). Han sido y sigue siendo, años de muchos y difíciles desafíos que hemos llevado lo mejor que nos ha salido. Debemos reconocernos esto y abrazarnos, entendernos y cuidarnos.
3. Démosnos los espacios que necesitamos con las limitaciones que tenemos. No todos/as podremos hacer una escapada y aliviar las tensiones “cambiando de aire”, pero sí podemos decidir que nuestros días libres sean de verdadera recreación, desconexión y disfrute. Te invitamos a planear actividades que te hagan sentir bien y te saquen de la rutina y los lugares que normalmente habitás: un pic-nic al aire libre, una juntada con amigos o familia, algunas horas de deporte o cualquier cosa que te aleje de tu casa que –en muchos casos– también es ahora tu oficina y que te ponga en contacto con otra versión de vos mismo/a.
4. Las vacaciones van a llegar, pero no podemos ni nos merecemos vivir ansiando esas pocas semanas al año para ser felices. La vida es mucho más que esos pocos días al año. La clave es potenciar una forma de vida en la que todas las semanas del año nos encuentren más relacionados con los que y lo que amamos y nos hace bien.
Si hoy sentís que “no llegás a fin de año”, recordá estos consejos, ponelos en práctica y proponete cambiar la ecuación. Que el disfrute no se reduzca a unos pocos días de vacaciones en el año, sino que se multiplique. Que sean muchos los momentos en que te encuentres siendo y haciendo aquello que te hace bien. Esto no se logra mágicamente, con solo desearlo, pero es posible si asumimos la responsabilidad de ser protagonistas de nuestras vidas y trabajamos para ello.
Lic. y Coach Karen Strauss.